Gavilán ha recordado que se trata de un trastorno que dificulta el aprendizaje de la lectura y la escritura, y que afecta a entre el 5% y el 10% de los niños. Por este motivo, dice, “hay que evitar a toda costa pensar que el niño no hace las cosas porque no quiere. Esto suma problemas al problema de base e impacta directamente en la salud emocional del menor”, asegura.
Beatriz Gavilán ha recordado que el diagnóstico temprano también es importante para concienciar al entorno, tanto familiar como escolar, del menor: “La dificultad a la hora de aprender y escribir se traduce en problemas de aprendizaje; Esto puede afectar al niño que ve como el resto de sus compañeros aprenden más rápido y con menos esfuerzo que él”, subraya.
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