Entrevista con los Dres. Enrique Mercader e Iñaki Amunategui Unidad de Cirugía Endocrino-Metabólica Especializada (UCEME)

Los pacientes con patología endocrina u obesidad necesitan equipos multidisciplinares que ofrezcan una visión global de sus problemas, sólo así logramos resultados duraderos.

Los doctores Enrique Mercader e Iñaki Amunategui son dos destacados especialistas en Cirugía General y del Aparato Digestivo, socios fundadores, dentro del Hospital Beata María Ana, de la Unidad de Cirugía Endocrino-Metabólica Especializada (UCEME), de la que forman parte dos especialistas en Endocrinología y Nutrición, dos cirujanos endocrinos y una nutricionista. “Buscamos conformar un equipo multidisciplinar con una parte médica y otra quirúrgica que ofrezca al paciente un apoyo completo en el diagnóstico, tratamiento o seguimiento de la patología endocrina u obesidad. Intentamos enfocar los problemas desde una óptica “global”, declaran en esta entrevista. Los dos facultativos han participado en numerosos congresos y ponencias y realizado diferentes publicaciones. Son miembros, además, de numerosas asociaciones y sociedades científicas.

-¿Qué tipo de dolencias suelen tratar más en la UCEME? ¿Las de tipo digestivo o endocrino?

Iñaki Amunategui- Tratamos dos grandes grupos de patologías: (1) La que afecta a las glándulas endocrinas y (2) la obesidad y el sobrepeso.

En estos momentos, hay mucha incidencia del sobrepeso y obesidad dicen que es la epidemia del siglo XXI. En nuestro equipo tenemos a un tándem endocrinólogo/nutricionista que evalúa el estado nutricional del paciente, sus necesidades, y les orienta en dietas y en la adquisición de hábitos nutricionales saludables. Es un punto muy importante y distinto de nuestra Unidad. En los casos de obesidad, evaluamos los problemas particulares, sus causas y aplicamos soluciones personalizadas que abarcan desde la prescripción de dietas hasta la cirugía.

Respecto a las glándulas endocrinas, por frecuencia, el tiroides es la que tratamos mayoritariamente. Ésta es más prevalente en mujeres jóvenes, extremadamente frecuente y casi siempre benigna.

Enrique Mercader- Por lo que respecta a las enfermedades relacionadas con la glándula tiroide realmente su incidencia ha crecido, es cierto….pero la realidad es que ahora se diagnostica más que antes ya que contamos con equipos mejores y los seguimientos son más minuciosos, sobre todo en los pacientes oncológicos.

Por otro lado también tratamos patologías endocrinas mucho menos frecuentes, por ejemplo la que afecta a las glándulas paratiroides. Se suelen diagnosticar a raíz de niveles elevados de calcio en analíticas rutinarias. Su solución pasa por someterse a una pequeña cirugía y extirpar una milimétrica glándula enferma, pero ojo, no por ser una pequeña glándula hay que minusvalorarla, requiere unidades específica, si no el porcentaje de fracasos en el tratamiento es elevado.

-¿Al igual que ocurre con la obesidad, se puede hacer algo para prevenir la enfermedad tiroidea?

Enrique Mercader- Las enfermedades relacionadas con la glándula tiroides no se pueden prevenir, salvo por una dieta con la cantidad de iodo necesaria y evitar la irradiación, pero lo que sí se pueden “prevenir” son las consecuencias o morbilidad de la cirugía relacionada con el tiroides. Me refiero a que los problemas de lesiones en los nervios recurrentes (los de la voz) o la lesión de las glándulas paratiroides (las del calcio) son menores en las unidades que nos dedicamos íntegramente a este campo. Lo mismo sucede en la cirugía del cáncer de tiroides, la primera cirugía es la que determina el futuro del paciente, y una primera “mala” cirugía es difícil de remontar.

No ocurre lo mismo con la obesidad, sí se puede prevenir. En general, llevar una vida saludable es algo que recomendamos a nuestros pacientes. Cuando operamos de un paciente con obesidad mórbida, hacemos un seguimiento estrecho del mismo e intentamos que se vincule a un nuevo modo de vida. La cirugía es “el punto de inflexión”, el quirófano es algo muy patente, se vive con mucha ansiedad por parte del paciente, por eso es un “punto y aparte”… a partir de ahí, con la ayuda de un nutricionista y de los endocrinólogos, tratamos de generar nuevos hábitos de vida: introducir la actividad física como rutina, aprender a comer, etc.

Fundamentalmente, los malos hábitos nutricionales están en la causa de la obesidad…

Iñaki Amunategui- La actividad física nula o mínima y los malos hábitos alimenticios están en la base de esta patología. Por ejemplo, comer una sola vez al día, no cenar, darse grandes atracones o, sencillamente, abusar de alimentos preparados con muchos aceites, sales y estabilizantes. Y a todo ello hay que sumar el estrés.

¿Y además la obesidad puede originar otras enfermedades?

Iñaki Amunategui- La obesidad y el sobrepeso aumentan el riesgo de padecer cáncer digestivo y otros tipos de cánceres así como problemas cardiovasculares, infertilidad, depresión problemas osteoarticulares, mala calidad de sueño… entre otros.

-¿Qué se podría hacer para incrementar la cultura nutricional?

Enrique Mercader- La gente quiere, queremos, adoptar una vida saludable, pero nos cuesta mucho esfuerzo conseguirlo. Los pacientes necesitan que, de forma práctica, alguien les ayude a trasladar la prescripción del médico a su vida cotidiana: Qué hay que comprar, cómo hay que cocinar, qué se puede comer, qué hacer cuando se tiene ansiedad… Por esta razón, incorporamos una nutricionista a la Unidad, y estamos viendo que este enfoque está teniendo mucho éxito. La nutricionista se sienta con el paciente e identifica los aspectos en los que necesita más apoyo en función de su estilo de vida.

Iñaki Amunategui- Está muy de moda que las grandes marcas de alimentación prevengan sobre aspectos de salud, pero al final resulta muy sencillo comer mal. Es lo más fácil del mundo. Un niño no puede comprar tabaco, pero sí una bolsa de patatas y comérsela de una sola vez, lo que le aporta las calorías que necesitaría para todo el día. Hay mucha presión por parte de las marcas. La mayor parte de la población sabe que si hace ejercicio y come poco, adelgaza, sin necesidad de ir al médico, pero el ritmo de vida nos lleva y al final es necesario (y práctico) ir al médico para buscar ese apoyo y una manera productiva de ponerlo en marcha y conseguir resultados necesitamos un cierto grado de control externo.

Enrique Mercader- En la rama de la endocrinología sí vemos que las personas se preocupan cada vez más por su salud: controlan el colesterol, la sal, el azúcar los pacientes son más sistemáticos en sus controles y así se evitan complicaciones a largo plazo como infartos cardiacos, hipertensión o los problemas asociados a una diabetes mal controlada.

-¿Cómo abordan el problema de obesidad desde el punto de vista quirúrgico?

Iñaki Amunategui- Fundamentalmente son operaciones realizadas sobre el estómago pero el paciente obeso no tiene patología en el estómago. Lo que necesita es un medio que le ayude a cambiar un problema y refuerce su voluntad. Necesitan encontrar un equilibrio y un orden alimenticio para lograr un objetivo que, en la mayor parte de las ocasiones, la ansiedad les trunca ahí es donde entre la cirugía. Hace cuarenta o cincuenta años se diseñaron una serie de técnicas para abordar este problema desde el plano quirúrgico. Básicamente sabemos que si reducimos el tamaño del estómago o alteramos el orden en que el alimento recorre el intestino, el paciente puede adelgazar mucho. Frente a esta evidencia se están vendiendo soluciones con poco respaldo científico, procedimientos poco fiables y con resultados poco o nada consistentes. Una de ellas es el balón gástrico, una técnica que no ha demostrado su efectividad en estudios a largo plazo. En realidad, tiene un efecto similar a hacer una dieta, pero con un coste económico muy elevado.

Enrique Mercader- Siempre hemos defendido la cirugía porque creemos que es más radical y duradera, sobre todo, si el paciente se cuida.

-¿Cuál es el perfil tipo de paciente que se suele someter a una intervención quirúrgica para abordar la obesidad?

Iñaki Amunategui- A nivel internacional, nos guiamos por la relación existente entre la altura del paciente y su peso, esta relación se conoce con Índice de Masa Corporal (IMC). Si el cociente de esta fórmula está por debajo de 24 puntos, estás bien, y si estás por encima, incurres en sobrepeso, obesidad o gran obesidad según se incrementa el IMC. A partir de 35 puntos se considera que el paciente tiene obesidad mórbida, y puede beneficiarse de un tratamiento quirúrgico si se selecciona adecuadamente al paciente. A partir de 40, todos los pacientes tienen indicación de cirugía, todos obtienen beneficio.

Enrique Mercader- A estos pacientes la pérdida de peso rápido les beneficia enormemente. Si tienen patología respiratoria, mejoran la ventilación; en el caso de hipertensión, pueden reducir la dosis farmacológica. Asimismo, los pacientes diabéticos reducen la cantidad de insulina que deben administrarse. La intervención supone el control de patologías que ya sufren o evita patologías que pueden surgir en el futuro.

-Y después de la cirugía, ¿qué debe hacer el paciente?

Iñaki Amunategui- Todos los pacientes que se someten a cirugía bariátrica pierden mucho peso, y el 90% mantiene el resultado en el tiempo. Muchos de estos pacientes se han sometido a dietas “milagrosas” u a otros procedimientos que han fracasado y eso genera impotencia y frustración. La cirugía funciona como un reseteo, les permite perder 30 o 40 kilos en pocos meses y, a partir de ese punto, tienen que empezar a hacer una dieta saludable, hacer cinco o seis comidas al día, realizar ejercicio físico regular, etc. A la mayor parte de las personas les cambia la vida.

Enrique Mercader- En algunas ocasiones los beneficios se extienden, más allá de la pérdida de peso y la mejora en salud, trascendiendo al plano social o emocional.

-¿Hacia dónde caminan las investigaciones médicas o las novedades en el campo de la endocrinología?

Enrique Mercader- Hay varias áreas en desarrollo/evolución. En el campo quirúrgico, lo que ha evolucionado mucho es la seguridad en quirófano. Una de las estructuras más delicadas con las que trabajamos los cirujanos endocrinos es el nervio recurrente (encargado de mover las cuerdas vocales y de que podamos hablar y respirar). En los últimos años, gracias a la monitorización nerviosa, en quirófano podemos saber, en tiempo real, si hay una buena funcionalidad del nervio, y eso nos ayuda a hacer la cirugía cuidando la calidad de voz del paciente. Otro de los grandes desarrollos en seguridad viene de la mano de las determinaciones analíticas perioperatorias. Podemos conocer de forma muy precisa descensos hormonales para ajustar de forma personal el tratamiento postoperatorio, generando así una mínima estancia en el hospital y que paciente pueda continuar su recuperación en casa con seguridad.

-¿Participan en estos momento en alguna investigación?

Enrique Mercader- Iñaki está en el grupo nacional de investigación del cáncer papilar familiar. Se está viendo que el cáncer papilar del tiroides tiene cierta vinculación familiar, contrariamente a lo que se creía hasta ahora. En concreto, está desarrollando su tesis doctoral sobre este tema. Por otro lado con la Universidad de San Francisco estamos desarrollando un estudio sobre la cirugía tiroidea sin incisión cervical. Además, dentro de Sociedad Española de Cirujanos, estamos vinculados a la Sección de Cirugía Endocrina y estamos implicados en las actividades que ésta desarrolla: estudios a nivel nacional, conferencias en congresos y reuniones científicas o participación en los programas de formación en cirugía endocrina de especialistas jóvenes y residentes de cirugía

-Qué les ha aporta el hospital Beata María Ana a su práctica médica?

Enrique Mercader- Estamos vinculados al Hospital Beata María Ana desde 2012, y nos ha permitido desarrollar un equipo multidisciplinar. Esto es lo que más nos enorgullece, el Centro Hospitalario nos ha ayudado, y ayuda, a generar una estructura de alto nivel de especialización que nos permite tratar al paciente de forma completa. Nos ha dado facilidades para hacer nuestro trabajo en unas condiciones óptimas, ya hablemos de cirugía tiroidea/paratiroidea o de la cirugía de la obesidad.

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