Hospital Beata María Ana, con motivo del Día Mundial de Hepatitis, que se celebra el próximo 28 de julio, ha elaborado una guía práctica en la que se describe la naturaleza de la enfermedad, así como la incidencia de la misma en nuestro país y las diferentes formas de tratamiento. En este sentido, Hospital Beata María Ana cuenta en su área Digestivo Médico Quirúrgica, con una Unidad de Hepatología en la que se presta una especial atención a los pacientes con hepatitis A, B o C, a los que se aplica un tratamiento óptimo con fármacos antivirales de última generación que consiguen la curación o el control de la infección viral en más del 95% de los casos con una excelente tolerancia y mínimos o nulos efectos secundarios.
• La enfermedad
La hepatitis es una inflamación del hígado. La afección puede remitir espontáneamente o evolucionar hacia una fibrosis (cicatrización), una cirrosis o un cáncer de hígado. Los virus de la hepatitis son la causa más frecuente de las hepatitis, que también pueden deberse a otras infecciones, sustancias tóxicas (por ejemplo, el alcohol o determinadas drogas) o enfermedades autoinmunitarias.
La hepatitis A y la E son causadas generalmente por la ingestión de agua o alimentos contaminados. Las hepatitis B, C y D se producen de ordinario por el contacto con humores corporales infectados. Son formas comunes de transmisión de estos últimos la transfusión de sangre o productos sanguíneos contaminados, los procedimientos médicos invasores en que se usa equipo contaminado y, en el caso de la hepatitis B, la transmisión de la madre a la criatura en el parto o de un miembro de la familia al niño, y también el contacto sexual.
• Sintomatología
Cuando la hepatitis daña las células del hígado, se forma piel con cicatrices y esas células ya no pueden funcionar. Con menos células saludables en el hígado, se empiezan a ver síntomas en el cuerpo desde leves (como cansancio) a más severos (como confusión mental).
Con la hepatitis A, la mayoría de niños mayores y adultos desarrollan síntomas. Con la hepatitis B, muchos adultos tienen pocos o ningún síntoma; de ocurrir pueden parecerse a los de la influenza. La mayoría de las personas con la hepatitis C no tienen síntomas.
Los síntomas de la hepatitis, si aparecen, incluyen piel y ojos amarillos, hinchazón o dolor del estómago, debilidad de los músculos, nausea o vómitos, orina oscura, pérdida de apetito, fiebre, y cansancio. Algunas veces no hay síntomas visibles.
• Diagnóstico
Para el diagnóstico, el facultativo deberá tener en cuenta el historial clínico del paciente junto a la sintomatología y detalles de la historia de ingesta de fármacos. También se podrá realizar una analítica en la que se producirá un aumento de 10 a 20 veces de los niveles séricos de las transaminasas, alcanzando valores que oscilan entre los 300 y los 1.000, debido a la rotura de los hepatocitos con salida al exterior de su contenido. También se puede detectar un aumento de bilirrubina total, por incremento tanto de bilirrubina indirecta o no conjugada como de bilirrubina directa o conjugada, siendo el de esta última mayor. Se incrementa también la fosfatasa alcalina por la colestasis por obstrucción biliar, aumenta la γ-glutamil-transpeptidasa (GGTP).
Las transaminasas nos dan una idea del alcance de la necrosis hepática, y por tanto de la hepatitis, mientras que otros parámetros señalan el estado de la función hepática.
• Tratamiento
El tratamiento principal es sintomático mientras que el específico dependerá de la causa subyacente. Es así como en las hepatitis virales agudas se utilizará medidas de soporte e hidratación, reservándose el uso de antivirales, hasta el momento se disponía casi exclusivamente de interferón y ribavirina, actualmente (desde el año 2011) existen ya aprobados inhibidores de polimerasa y proteasa para casos por Virus hepatitis C (principalmente por el gran porcentaje de pacientes que evolucionan a hepatitis crónica) mientras que en otros casos como por ejemplo, en la intoxicación por paracetamol se utiliza N-acetilcisteína.
En el caso de la hepatitis crónica, que lleva a insuficiencia hepática, solamente se tratan las complicaciones secundarias a ésta (hemorragia digestiva alta, ascitis, infecciones, etc.).
• Incidencia de la enfermedad en España y en el mundo
Las hepatitis víricas afectan a 400 millones de personas en todo el mundo. 240 millones padecen hepatitis B y 150 millones hepatitis C. En España se estima que la prevalencia de la infección por el virus VHB es del 0,6% y la del VHC es del 1,2%, según los últimos estudios en población general. Se estima que alrededor de 200.000 personas tienen en nuestro país infección activa por Hepatitis B y entre 200.000 y 300.000 personas infección activa por Hepatitis C. En cuanto a la hepatitis A, durante el pasado año en España se produjo un repunte importante de la enfermedad que produjo casi 3.000 casos, siendo el país de la Unión Europea con mayor incidencia de la enfermedad.
• Prevención
La higiene es fundamental. Hay que seguir normas, ya de por sí básicas, y hacerlas especialmente escrupulosas cuando no se está en el ambiente habitual:
Lavarse las manos y toda la comida siempre antes de empezar a cocinar, especialmente la verdura, pero también la carne; al curar una herida, usar guantes desechables; no compartir el cepillo de dientes o cuchillas de afeitar o de depilación; ser especialmente escrupuloso en comprobar la higiene del local cuando se va a hacer un tatuaje y usar preservativo en las relaciones sexuales. Además de esto, existen vacunas para los diferentes tipos de hepatitis para la hepatitis A y B.
• El tratamiento de las hepatitis virales en el Hospital Beata María Ana
En Digestivo Médico Quirúrgica (DMQ) existe una Unidad de Hepatología, dirigida por el Dr. M. Gómez Rubio, en la que se presta una atención especializada a los pacientes con hepatitis A, B ó C. En ella se dispone de todos los recursos para el completo diagnóstico de las hepatitis virales (analítica, ecografía, Fibroscán y biopsia hepática en algunos casos). Tras el diagnóstico se realiza el tratamiento óptimo con fármacos antivirales de última generación que consiguen la curación o el control de la infección viral en más del 95% de los casos con una excelente tolerancia y mínimos o nulos efectos secundarios.