Compartimos con todos vosotros el testimonio del hijo de un paciente de la Unidad de Cuidados Paliativos. El último deseo que tenía su padre era pasar unos instantes con su mascota Noel. Somos conscientes de que para un paciente y sus familiares el hospital es un entorno que puede resultar hostil, frío,… y es por ello por lo que queremos acercarnos a nuestros pacientes, hacer sentirles como en su propia casa y mostrar Humanidad en la atención.
«Jamás podía imaginar, ni en mis mejores sueños, el encuentro tan feliz que tuvo lugar el día 4 de diciembre de 2017 (¡un día antes de mí cumpleaños!) entre mi padre y nuestro perro Noél. No podía contener mi emoción ante tan grato encuentro. Nuestro perro es muy querido, no sólo por nosotros, sino por la gente en general cuando le paseamos por la calle. Mi padre, en principio, era reacio a tener perro en casa, pero cuando llegó Noél nos volcamos en él.
Mi padre está en la Unidad de Cuidados Paliativos, muy malito. Cuando iba a verle me preguntaba por Noél y mi padre quería poderlo ver para despedirse de él. En una de las visitas a la Trabajadora Social, le conté mi propuesta de que mi padre pudiera ver al perro. Ella me dijo que lo hablaría con la dirección del centro y que intentaría por todos los medios que se produjera ese encuentro. Así fué, me comentó que tenía la aprobación y preparamos el encuentro. Fue en una sala a la entrada del Hospital. Noél y yo esperábamos el encuentro. Por fin llegó el gran momento, la Trabajadora social trajo a mi padre en una silla de ruedas.
¡Madre mía, qué encuentro!, fue muy emocionante ver la cara de alegría de mi padre, el perro moviendo la cola queriendo subirse encima de mi padre. Fue el mejor regalo de cumpleaños de mi vida. No lo olvidaré nunca.
Solo me queda agradecer que mi padre cumpliera cumplir su último deseo gracias por este maravilloso regalo, gracias y mil gracias.»