Claves para saber si padeces una lesión que ha aumentado su incidencia con la pandemia
El cambio de hábitos físicos y la reducción de la actividad propiciados por el confinamiento y la pandemia se ha traducido en un aumento de determinadas patologías relacionadas, sobre todo, con aspectos traumatológicos y óseos. Entre ellos, el equipo de +Qtrauma, dirigido por el doctor Miguel García Navlet y la doctora Cristina Asenjo Gismero, del Hospital Beata María Ana, ha observado un aumento del número consultas por síntomas relacionados con la lesión conocida como “hombro congelado”.
El hombro congelado es una patología que cursa con dolor y pérdida de movilidad, (como tantas otras de esta articulación) pero que, a diferencia de las demás, comienza sin que haya una causa quirúrgica o traumática que la justifique.
La articulación del hombro está formada por la cabeza del húmero y la glena, que es la parte de la escápula que articula con la cabeza. Alrededor de ésta se encuentra la cápsula articular y los ligamentos y rodeando a todo los músculos del manguito rotador. La parte que se afecta cuando existe un hombro congelado es la cápsula articular. No se conoce bien el mecanismo por el que esto ocurre, pero se sabe que se empieza a engrosar y va limitando poco a poco el movimiento.
Por sexos, la lesión del hombro congelado suele afectar en mayor medida a mujeres que a hombres. Asimismo, su aparición está muy asociada con la diabetes mellitus, la contractura de Dupuytren, diferentes enfermedades del tiroides, el infarto de miocardio y la enfermedad de Parkinson. Aún así, también puede aparecer en cualquier persona aunque no padezca ninguna de las enfermedades anteriores y sin guardar relación con ellas.
Diagnóstico
El diagnóstico del hombro congelado se realiza atendiendo a los síntomas que presenta el paciente y su evolución. No es habitual encontrar alteraciones en pruebas como radiografías, ecografías o resonancias magnéticas, aunque se pueden solicitar para valorar si existe alguna patología de base que pueda relacionarse con los síntomas que refieren los pacientes.
Esta patología, además, sigue habitualmente una misma cronología:
- Existe una primera fase, también conocida como “fase de congelación”, en la que la queja fundamental del paciente es el dolor, que suele comenzar con un molestia insidiosa en el hombro (la mayoría de veces comienza por ser un dolor nocturno) que puede llegar a tal intensidad que provoca que el paciente no pueda dormir del lado del hombro afectado. Asimismo, progresivamente el dolor se va haciendo presente durante todo el día, aunque el paciente aún no nota pérdida de movilidad. Este periodo suele durar entre 2 y 9 meses.
- En la segunda fase o “fase congelada” el dolor es menos severo y hay poco discomfort en el hombro. Sin embargo, la pérdida de movilidad es más que evidente. El paciente suele tener una falsa percepción de mejoría porque ya no le duele, pero a expensas de no mover nada la articulación. Esta fase suele duran entre 4 y 12 meses.
Es importante reconocer los síntomas de la patología y acudir a un especialista para poder realizar un diagnóstico temprano de manera que se pueda comenzar con un tratamiento eficaz lo antes posible.
En la consulta con el especialista, el paciente puede esperar un exploración detenida de su movimiento articular, además de la solicitud de diferentes pruebas complementarias que aseguren el diagnóstico correcto.
Tratamiento y recuperación
El tratamiento de la patología del hombro congelado dependerá de la fase en la que se encuentre la lesión y de la rigidez articular que el paciente presente. Las diferentes opciones pasan por aplicar un tratamiento conservador, con medicación específica y rehabilitación enfocada a reducir el dolor y ganar la movilidad, o realizar un tratamiento semi-invasivo, con infiltraciones articulares ecoguiadas para ayudar al tratamiento rehabilitador.
En ocasiones, puede ser necesario intervenir quirúrgicamente para romper las adherencias y la cápsula con el objetivo de mejorar la movilidad y adelantar el proceso de recuperación.
El periodo de recuperación del hombro congelado oscila entre los 5 y 26 meses, aunque lo normal es que el paciente mejore entre los 12 y 18 meses. Asimismo, es necesario identificar qué pacientes están en riesgo de mostrar síntomas persistentes o tener alguna complicación.
Desde el equipo de +Qtrauma del Hospital Beata María Ana ofrecen consultas de alta resolución en las que gracias al uso de la ecografía es sencillo descartar entre diferentes patologías en una sola consulta, con el objetivo de recibir el tratamiento adecuado lo antes posible.
Puede ponerse en contacto con el equipo de +QTrauma a través del teléfono 622 912 242, o en la dirección de correo electrónico masquetrauma@gmail.com