Los doctores Isabel López Duran y Ángel Hernández Sánchez, ginecólogos del Hospital Beata María Ana, explican en este texto cuáles son los síntomas y el tratamiento de la vulvovaginitis candidiáisica, una patología de las más frecuentes en las consultas ginecológicas. Asimismo, los doctores aclaran cuáles son los factores que pueden desencadenar la enfermedad y la evolución de la misma.
¿Qué es la vulvovaginitis?
La vulvovaginitis candidiásica, o vulvovaginitis, es la inflamación de la vulva, la vagina o de ambas estructuras a la vez. Se trata de uno de los motivos más frecuentes en consulta ginecológica y dermatológica, y es una patología que puede afectar indistintamente a mujeres y niñas, aunque la mayor incidencia se da en mujeres en edad reproductiva.
La causa de la vulvovaginitis puede ser no infecciosa (alérgica, hormonal…) o infecciosa, siendo esta última la más frecuente. Las micosis vulvovaginales representan entre el 20 y el 30% de los casos y son producidas por distintas especies de hongos. En su mayoría, el hongo Cándida Albicans está detrás de 85% de las infecciones.
Se calcula que aproximadamente el 75% de las mujeres presentará, al menos, un episodio de candidiasis vulvovaginal a lo largo de su vida, y un 40% experimentará dos o más episodios.
¿Cuáles son los síntomas de la vulvovaginits?
El prurito vulvar es el síntoma más frecuente, junto a la presencia de una secreción vaginal anómala y abundante, que carece olor, y que presenta un color blanco-amarillento con consistencia grumosa (aspecto de requesón). Esta sintomatología puede ir acompañada de ardor, inflamación vulvar, lesiones cutáneas y molestias al orinar o con las relaciones sexuales. Otra característica de la enfermedad es el empeoramiento premenstrual de los signos y síntomas, que presentan una mejoría al iniciarse la menstruación.
La candidiasis vulvovaginal no es considerada una infección de transmisión sexual. Sólo una minoría de las parejas sexuales de las mujeres afectadas presentan síntomas, por lo que únicamente en este supuesto está indicado el tratamiento médico de estas personas, ya que no previene las recaídas en las mujeres.
Factores de riesgo para contraer la enfermedad
La flora vaginal se encarga de mantener el pH vaginal y de adherirse a la mucosa vaginal evitando así que otros potenciales patógenos lo hagan. Ésta, junto con el epitelio vaginal, que produce secreciones con actividad antibacteriana, forman el ecosistema vaginal. La alteración de su equilibrio puede ser el primer paso para el inicio de una vaginitis, ya que puede facilitar la penetración de agentes patógenos extrínsecos.
De esta forma, los factores favorecedores para el desarrollo de la vulvovaginitis candidiásica son el embarazo, los anticonceptivos orales y el D.I.U., algunas enfermedades como la diabetes mellitus no controlada, el uso de antibióticos, el déficit de hierro, las drogas inmunosupresoras, el uso de ropa interior ajustada de nylon y los hábitos higiénicos exagerados.
¿Cómo se diagnóstica?
El diagnóstico de la vulvovaginitis se realiza mediante la historia clínica del paciente, que permitirá al ginecólogo identificar síntomas y factores de riesgo; la exploración física de vulva y vagina, con observación de flujo vaginal y, por último, mediante el estudio directo de una muestra del flujo vaginal bajo el microscopio o el cultivo de un exudado vaginal.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento de esta patología depende de la gravedad de los síntomas y de la frecuencia de las infecciones. Habitualmente, tienen un tratamiento fácil y eficaz consistente en la aplicación de cremas y comprimidos vaginales antifúngicos, o con medicamentos orales de dosis única. Ante la aparición de la sintomatología, es aconsejable pedir cita con un profesional para diagnosticar de qué tipo de vulvovaginitis se trata y prescribir, en su caso, el tratamiento más adecuado. La automedicación puede conducir a resistencias a los fármacos y a una mayor dificultad en erradicar la infección.