«No me ahogaba, directamente no me entraba el aire», explica la doctora Laura Sanz, quien hace un año se contagió del SARS-CoV-2. A finales del mes de febrero, cuando en España se veía con distancia cómo un virus desconocido paralizaba y confinaba en sus casas a la población china, Laura comenzó a sentir dolor en los ojos y dolores de cabeza.
Ver másCompartir esta noticia: