Efecto abscopal: el destructor autoinmune de células tumorales que provoca la radioterapia de alta precisión

Desde que la radioterapia se utiliza como tratamiento contra el cáncer, se ha venido observando que, pese a ser una terapia que actúa localmente, en ocasiones tiene un efecto positivo en la enfermedad tumoral a distancia y en lugares que no han sido radiados. Es lo que se conoce como efecto abscopal y fue descrito por primera vez por R.J. Mole en 1953.

En esencia este efecto consiste en la respuesta del tumor fuera del volumen radiado. Cuando la radioterapia destruye células tumorales, los desechos tienen propiedades inmunogénicas; es decir,  son capaces de generar la respuesta inmune del paciente frente a su tumor, haciéndolo más sensible en su sistema inmunitario. Son diversas las publicaciones que indican que la radioterapia focalizada y selectiva transforma el tejido irradiado en un centro que ayuda al sistema inmunitario del paciente favoreciendo la respuesta inmune natural del enfermo sobre las células tumorales localizadas a distancia.

Los profesionales de i TAcC (Instituto de Técnicas Avanzadas contra el Cáncer) tienen una dilatada experiencia en técnicas que utilizan dosis altas focalizadas de radiación (ablativas) sobre tumores de pulmón, mama, hígado, próstata y cerebro desde hace años, habiendo podido evaluar positivamente los beneficios del efecto abscopal.

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