Entrevista con Jorge Bonet, psicólogo clínico de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Beata María Ana

“LA PSICOLOGÍA EN LA UNIDAD DE CUIDADOS PALIATIVOS ESTÁ PARA AYUDAR DESDE EL MUNDO DEL PACIENTE, NO PARA IMPONER EL NUESTRO”

Jorge Bonet Isidro, psicólogo clínico de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Beata María Ana, explica en esta entrevista cuál es la función que cumple la psicología y sus profesionales en una unidad como ésta. Bonet asegura que el hecho de que los pacientes que ingresan en cuidados paliativos se vean forzados a adaptarse a una situación de enfermedad irreversible afecta emocionalmente tanto a ellos como a sus familias, y es ahí donde su labor cobra importancia.

El psicólogo del la Unidad de Cuidados Paliativos  subraya, además, que su trabajo no se centra únicamente en los pacientes sino en sus familiares, a los que la ayuda se hace extensiva en caso de que el enfermo fallezca. Asimismo, Bonet describe los miedos e incertidumbres más frecuentes de las personas que ingresan y explica de qué forma ayuda la psicología a que todo este proceso sea más sencillo de llevar.

¿Cuál es el papel del psicólogo en una Unidad de Cuidados Paliativos?

En la unidad de cuidados paliativos, tanto el paciente como sus seres queridos se ven forzados a adaptarse a una situación de enfermedad irreversible y complicada.

Esta situación evidentemente nos afecta a nivel emocional. A veces se tiende a pensar que la labor del psicólogo es ayudar a eliminar, contener o evitar ciertas emociones negativas que surgen en este tipo de situaciones, cuando la realidad es que nuestra tarea consiste más bien en permitir a la gente sentir esas emociones, es algo clave para nuestro bienestar.

Las emociones nos orientan hacia lo que necesitamos, permitir su expresión es necesario y beneficioso para ayudar a gestionarlas de la mejor manera posible, es ahí donde nuestro papel cobra importancia, porque ante una emoción se puede actuar o pensar de muchas maneras y algunas nos ayudan y otras todo lo contrario.

Por otro lado, la situación de enfermedad no solo afecta a nuestras emociones, sino que también trastoca nuestro entorno y como nos relacionamos con él. Lo que hacemos, nuestra rutina, nuestro estilo de vida, cómo nos relacionamos con los demás, etc. Estos aspectos pueden cambiar radicalmente tanto para el paciente como para sus seres queridos. El papel del psicólogo en este aspecto es ayudar a reorganizar esas facetas y asentar a todos en su nueva realidad.

  • ¿Qué tipo de abordaje se plantea desde el punto de vista de la psicología para los pacientes que ingresan en esta unidad?

Es muy importante que la intervención psicológica parta desde el respeto a las necesidades, valores y voluntades del paciente. Nosotros estamos para ayudar desde el mundo del paciente, no para imponer el nuestro.

Desde ese punto de partida, buscamos que la persona pueda desarrollar todo el potencial posible para lidiar con la enfermedad, ayudándola a explorar y comprender lo que está ocurriendo, aumentando sus recursos personales para superar los problemas que se presentan, disminuyendo el sufrimiento evitable y viviendo de la manera más saludable lo que no se puede cambiar.

  • ¿Todos los pacientes requieren de asistencia psicológica?

No, que un paciente este pasando por una situación difícil no significa necesariamente que necesite nuestra asistencia. En algunos casos incluso lo mejor que podemos hacer por un paciente es hacernos a un lado y respetar su espacio. Lo importante es que sepa que si nos necesita vamos a estar ahí.

  • ¿El trabajo del psicólogo de la Unidad de Cuidados Paliativos es exclusivo con los pacientes o su labor se hace extensible a las familias?

Aunque la enfermedad la padezca una persona, la sufre todo su entorno. Dejar de lado a las familias sería olvidarnos de que a ellos también les afecta la situación.

La labor del psicólogo desde el primer minuto es con todos aquellos que lo necesiten, paciente o familia.

  • ¿Qué labor tiene el psicólogo de la unidad tras el fallecimiento de un paciente?

La función de la psicología en estos casos se centra en atender las necesidades de la familia que les surgen en el momento de duelo que están viviendo.

Como el duelo es un proceso único y personal en cada persona, las necesidades de los familiares pueden variar mucho. El psicólogo debe hacer una correcta lectura de esas necesidades e intervenir si fuese necesario.

  • ¿Cuáles son los miedos más frecuentes a los que se enfrentan los pacientes y sus familiares al ingresar en una unidad como cuidados paliativos? 

Quizás el miedo que todos pensaríamos que es más común es el miedo a la muerte. Sin embargo, considero que el miedo a sufrir dolores físicos o un malestar emocional intenso ante el avance de la enfermedad suele ser el más frecuente.

Los pacientes se enfrentan a problemas con los que no suelen haber lidiado en ningún momento de su vida y eso junto a no saber que se puede hacer ante esos problemas genera mucha angustia. Una labor muy importante de las unidades de cuidados paliativos en enseñar a la gente que recursos hay y como enfrentarse a las incidencias que normalmente surgen a medida que avanza la enfermedad.

  • ¿Hay algún pensamiento recurrente en estos pacientes y sus familiar?

Quizás destacaría el temor a fallar o no estar a la altura de las circunstancias que sienten muchas veces tanto las familias como los pacientes. El temor a no cumplir en una situación tan delicada muchas veces nos lleva a exigirnos a nosotros mismos cosas tan peligrosas como por ejemplo intentar a toda costa no estar mal o el deber de tener respuesta y solución para todo.

Pedirnos esto es muy injusto. Tenemos que partir de lo que podemos dar y no de lo que queremos dar, esa diferencia es muy importante. Hay que exigirse lo que es justo exigirse, actuar sabiendo hasta donde podemos llegar y que cosas podemos controlar y cuáles no.

  • ¿De qué forma beneficia a los pacientes y sus familias recibir este tipo de servicios en la Unidad de Cuidados Paliativos? 

Entender por qué nos sentimos de una determinada manera, cuál es la manera adecuada de gestionar esas emociones, cómo se puede pensar o actuar ante lo que nos pasa, cómo podemos ayudar al paciente o a nuestro familiar, etc., ayuda mucho a reducir significativamente el malestar emocional que provoca la situación de enfermedad y produce una sensación de acompañamiento y comprensión ante la adversidad muy útil para nuestro bienestar y lidiar con la situación.

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